Capítulo 8: ¡A volar!


Pues sí, ya tenía mis alas pero no tenía ni idea de cómo usarlas. Había llegado la hora de poner toda la teoría en práctica. Delhi, mi primer vuelo, un vuelo de locos, decían.


Estaba ilusionada, contenta, nerviosa y sobre todo, asustada. No había podido descansar y, con lo del minimum rest, ni siquiera había podido salir a la calle a despejarme antes del vuelo. Había estado tomando nota de todos los detalles del vuelo: número, hora de salida, duración aproximada, miembros de la tripulación de cabina y pilotos, nombre y código del aeropuerto y otros tantos. No sólo con mi gorrito en la cabeza sino también con muchas reglas, conocimientos y diálogos memorizados, salí de casa.

  
El autobús me recogió y me llevó a QROC, el centro de operaciones de Qatar Airways. Los azafatos no íbamos al aeropuerto, era allí donde pasábamos los controles de seguridad y, también desde allí un autobús nos llevaba a toda la tripulación directamente al avión. Entré y todo lo que me encontré fue caras largas, moños repeinados y cabezas engominadas, un taconeo uniforme y el sonido de maletas arrastradas.


Seguí paso a paso todo lo que había aprendido. Primer paso, registrarme en el ordenador. Segundo paso, buscar el número de la clase para el "briefing". Tercer paso, correr a llorar al baño. Cuarto paso, ir a la clase del briefing. El briefing es una especie de sesión en la que toda la tripulación se reúne para conocerse, compartir información sobre el vuelo y realizar una ronda de preguntas para asegurarse de que estamos bien preparados para volar ¡Ah! Y el grooming check. Llegué al briefing, más caras largas.


Me alivió mucho ver llegar a Naty, la colombiana, que había hecho la entrevista conmigo en Madrid. Era el primer vuelo de ambas. Éramos alrededor de 12.000 azafatos en Qatar Airways así que había sido toda una suerte coincidir con ella.


Empezó el briefing. Ronda de presentaciones. Nombre, nacionalidad y tiempo con la compañía. Buenas tardes, soy Julia, española y este es mi primer vuelo. ¿Qué? ¿Tu primer vuelo y a Delhi? Buena suerte. Parecía que de verdad no tenía muy buena fama. Información sobre el vuelo. Tenemos un pasajero sentado en 31F que en su vuelo hasta Doha iba bajo los efectos del alcohol, hay que vigilarlo y evitar servirle alcohol. Ronda de preguntas. Yulia, ¿cuál es el seguimiento que debemos hacer cuando un pasajero muestra síntomas de embriaguez a bordo y pide alcohol? Primero debemos atrasar el servicio, si sigue pidiendo, debemos entretenerlo dándole conversación, si persiste, debemos diluir algo de agua en la bebida y si llega a un caso extremo, informar al supervisor, que denegará el alcohol. Otra cosa no, pero la teoría me la sabía "al deíllo".


Quinto paso, control de pasaporte. Sexto paso, control de seguridad. Séptimo paso, autobús. Y allí estaba ya, en el avión, Boeing 787 con destino Delhi. Ya no había más pasos, no tenía ni la menor idea de lo que había que hacer ahora. Seguía a los demás como un borrego. Era invisible, nadie me explicaba nada porque no había tiempo. Se respiraba un aire muy tenso. Después de hacer los chequeos de seguridad, preparar la cocina, poner en forma de triángulo el papel higiénico y los geles en el baño y preparar toallitas y juguetes, la supervisora nos informó por el megáfono: pasajeros en la puerta. Empezaba el embarque. Empezaba la función.


Con mi mejor cara fui recibiendo a los pasajeros y asistiéndolos hasta sus asientos. Aunque la mayor parte de las veces, encontraban ellos su asiento antes que yo. En teoría, no teníamos el deber de poner su equipaje en el compartimento de arriba, sólo si realmente necesitaban ayuda o eran ancianos. Levanté unas veinte maletas, de ningún anciano, sólo de caras duras.


El vuelo iba lleno y la mayoría de los pasajeros llevaban más equipaje del que debían así que tuvimos que mover maletas y buscar espacio por todos lados. Dame agua. Necesito ir al baño. ¿Cómo se abrocha el cinturón? Dame otro juguete. ¿Puedo coger dos toallitas? ¿A qué hora aterrizamos? ¿Cuándo servís la comida? Quiero comida para mi bebé. No habíamos despegado y yo ya quería aterrizar.


Despegamos y cuando el piloto nos dió permiso para levantarnos, la tripulación se puso manos a la obra. Iban, venían, movían todo por la cocina, sacaban bebidas, montaban los carritos y yo sólo miraba, paralizada. Varias veces pregunté qué podía hacer. No molestar, es lo que entendí.


Empezó el servicio. Como era aprendiz, lo hice junto con otro azafato. Me odiaba. Había mucho trabajo, muchos pasajeros insoportables, poco tiempo y yo lo único que hacía era entorpecerlo. Los indios no ayudaban. A ver quién tenía huevos de entender si aquel movimiento con la cabeza era sí o no. ¿Quiere hielo en la bebida? Movimiento con la cabeza. ¿Quiere hielo, señor? Movimiento con la cabeza. ¿Le gustaría hielo en su bebida? Movimiento con la cabeza. Me la juego. Toma hielo y si eso significa que no, espera a que se derrita.


Un pasajero me dijo que en el vuelo anterior también había una azafata con mi nombre. No me habría extrañado si no fuese porque en el pin de la chaqueta en vez de poner mi nombre, ponía "aprendiz". ¡Qué casualidad! Y le sonreí. El cliente siempre lleva la razón.


Otra pasajera me informó de que su pantalla no funcionaba. Le pido disculpas por el inconveniente, señora ¿Ha probado a resetearla? Sí y no funciona. De acuerdo, la voy a reiniciar desde el sistema central, tardará entre cinco y diez minutos. Volveré entonces para comprobar si funciona. Diálogo memorizado. Pero ¿acaso sabía yo reiniciar la pantalla desde el sistema central? Negativo.


Apenas vi a Naty durante el vuelo. Empezó el descenso. Abróchese el cinturón. Ponga el asiento hacia delante. Señor, ponga el asiento hacia delante, por favor. Aaaasiiieeento haaaciaaa deeelaaanteee. Gracias y una sonrisa. Cierre la mesa. Baje el reposa brazos. Señora debe poner su maleta en el compartimento, vamos a aterrizar. Encima de usted no, en el compartimento. Señora, podrá cogerla tan pronto como aterricemos. Sí, por supuesto, yo se la pongo, señora. Gracias y una sonrisa.


Aterrizamos y nadie aplaudió, como yo estaba acostumbrada en mis vuelos con Ryanair. Aquel vuelo sí que merecía un aplauso. Lo de levantarse antes de que el avión se parase por completo si lo hicieron todos los pasajeros. Eso se ve que sí es universal.


Y ahí no acababa la función. Había que volver a Doha. El vuelo de vuelta, aunque también fue de locos pero me lo tomé con mejor filosofía, ya empezaba a saber de qué iba todo aquello. Entendí también la fama que tenía Delhi.


Llegamos a Doha. Aunque el total de duración de ambos sectores había sido unas siete horas, había pasado doce horas trabajando. Salí de casa a las 17.30 pm y volví a las 5.30 am. Al entrar a casa, me encontré con Sahar que se iba para su segundo vuelo ¿Cómo te ha ido, Julia? Bien.


Yulia después de Delhi.
¿Dónde está la grooming officer ahora? 






Comentarios

  1. Me ha encantado ! Gracias por contar todo esto, totalmente desconocido para mí. Viajamos contigo emocionalmente a través de tu relato. Y el broche final, de oro, ese retrato que desborda ganas de vivir jajaja

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  2. Me gustaría poder contar muchos más detalles, pero sería demasiado pesado! De todas formas, creo que poco a poco podréis entender bastante bien cómo era esa vida :)

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